Una mujer de fe ortodoxa, Yelena Popovic, logra llevar a la gran pantalla la historia sobre Nectario de Egina (1846-1920), un obispo humilde, asceta y solidario venerado como santo por la Iglesia ortodoxa oriental y que sufrió persecuciones injustas y numerosas humillaciones. Con una marcada opción por los pobres en Egipto le trasladaron a Grecia y fundó el monasterio de la Santísima Trinidad en la isla de Egina. Yelena quedó impresionada con su historia y por eso no solo escribió el guión, sino que además dirigió la película
Si quieres saber más escucha esta entrevista a la directora:
Parte 2 de la entrevista:
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